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miércoles, 11 de enero de 2012

FABRICANDO UN MAESTRO

En el taller más extraño y sublime conocido, se reunieron los grandes arquitectos, los afamados carpinteros y los mejores obreros celestiales que debían fabricar al maestro perfecto:

 -"Debe ser inteligente", comentó uno.
 -"También, debe ser dulce", comentó otro experto.
 -"Debe tener firmeza y mansedumbre: tiene que saber dar buenos consejos".
-"Debe ser justo en momentos decisivos; alegre y comprensivo en los momentos tiernos".
-"¿Cómo es posible --interrogó un obrero.-- poner tal cantidad de cosas en un solo cuerpo?."
-"Es fácil", contestó el ingeniero. "Sólo tenemos que crear un hombre con la fuerza del hierro y que tenga corazón de caramelo".

Todos rieron ante la ocurrencia y se escuchó una voz (era el Maestro, dueño del taller del cielo):

-"Veo que al fin comienzan" --comentó sonriendo-- "No es fácil la tarea, es cierto, pero no es imposible si ponen interés y amor en ello".

Y tomando en sus manos un puñado de tierra, comenzó a darle forma.

 -"¿Tierra? --preguntó sorprendido uno de los arquitectos-- ¡Pensé que lo fabricaríamos de mármol, o marfil o piedras preciosas! 
-"Este material es necesario para que sea humilde --le contestó el Maestro-

Y extendiendo su mano sacó oro de las estrellas y lo añadió a la masa.

-"Esto es para que en los momentos más difíciles de su ardua tarea  brille y sea perseverante".

Agregó a todo aquello, amor, sabiduría. Le dio forma, le sopló de su aliento y cobró vida, pero... faltaba algo, pues en su pecho le quedaba un hueco.

 -"¿Y qué pondrás ahí?" --preguntó uno de los obreros--.

Y abriendo su propio pecho, y ante los ojos asombrados de aquellos arquitectos, sacó su corazón, y le arrancó un pedazo, y lo puso en el centro de aquel hueco. Dos lágrimas salieron de sus ojos mientras volvía a su lugar su corazón ensangrentado.

-¿Por qué has hecho tal cosa?" --le interrogó un ángel obrero.

Y aún sangrando, le contestó el Maestro:

-"Esto hará que eduque a los alumnos porque los ama y los quiere redimir, que me busque en momentos difíciles y de angustia, que sea justo y recto, que perdone y corrija con paciencia, y sobre todo, que esté dispuesto aún al sacrificio por los suyos y que dirija a sus alumnos con su ejemplo, porque al final de su largo trabajo, cuando haya terminado su tarea de maestro allá en la tierra, regresará hasta mí. Y satisfecho por su buena labor, yo le daré un lugar aquí en mi reino en la Escuela de la Eternidad.

ANÓNIMO


2 comentarios:

  1. ESTA REFLEXIÓN ME GUSTO MUCHO, PORQUE ME HACE PENSAR ACERCA DE COMO DEBO DE SER, YO QUE ME ESTOY FORMANDO PARA SER DOCENTE, POR ESO TENGO QUE TOMARLA MUY EN CUENTA PARA CUBRIR LA MAYOR CANTIDAD DE CUALIDADES...

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  2. La informacioón ésta muy bien me gusto ya que cosas que no sabia ya la se la forma en como la acomodarón esta super bien.
    Las cartas al maestro me agadaron ya que no son de forma de agredecimiento si no de forma de los cambios que va teniendo a lo largo de la adolescencia.

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